El Rione Pigna muy animado e de gran belleza esconde una de las joyas de la antigua Roma que constitye una de las principales atracciones turísticas de la ciudad, el Panteón: "El resto más precioso de la antigüedad romana. Un templo que ha cambiado tan poco que aparece ante nosotros como lo miraban debieron en su época los romanos", como escribe Stendhal en sus “Passeggiate Romane” (Caminatas romanas).
Lugar predilecto por los romanos y los turistas que les gusta pararse a admirarlo sentado en uno de los cafés de la plaza delante, el monumento célebre custodia, además de la tumba de Raffaello Sanzio, que aquí descansa desde 1520, año de la muerte, también la del pintor Annibale Carracci, del arquitecto Baldassarre Peruzzi, del compositor Arcangelo Corelli y las tumbas de los dos primeros reyes de Italia, Vittorio Emanuele II y su hijo Umberto I. Entre los siglos XVIII y XIX, muchos artistas pretendieron colocar su busto de mármol junto a la tumba de Urbinate: un escándalo inmenso. En 1834, su vanidad, aunque póstuma, obligó al papa León XII a quitarlos todos. Fueron llevados al Palacio Senatorio en el Capitolio y colocados en la Sala de la Protomoteca creada por la ocasión dentro del edificio sede de las oficinas del alcalde de Roma.
Como monumentos, lugares y edificios religiosos más relevantes del Rione se encuentra el Palazzo Bonaparte, residencia de María Letizia Ramolino, madre del emperador francés Napoleón Bonaparte, que allí residió hasta su muerte en 1836, Palazzo Doria-Pamphilj que conserva la magnífica Galería Doria Pamphilj con pinturas de Raffaello, Tiziano, Domenichino, Parmigianino y Caravaggio, Palazzo Venezia, sede del homónimo museo Nacional, el Palazzo di San Macuto, un bloque del siglo XVI que surge sobre los restos del Templo de Minerva y del templo egipcio dedicado a Isis, la Iglesia del Gesù, obra de Jacopo Barozzi da Vignola, Giacomo Della Porta y Michelangelo Buonarroti, en la plaza de la Minerva, el delicioso Pulcino, obra controvertida de Bernini, y la Iglesia de Sant’Ignazio da Loyola in Campo Marzio, con los estupendos frescos prospectivos de Andrea Pozzo.
Sant'Ignazio da Loyola en Campo Marzio, dedicada al fundador de la Compañía de Jesús, es una de las iglesias más conocidas del distrito y, como decíamos, alberga dos espectaculares ilusiones ópticas de Andrea Pozzo.La primera es la Gloria de Sant'Ignazio, el espléndido fresco de la bóveda que, gracias a un movimiento de perspectiva, nos transmite la percepción de un entorno ilimitado y la sensación de que se trata de una segunda iglesia tridimensional. La segunda está colocada cerca del altar mayor: desde un punto exacto del suelo, una cúpula aparentemente se erige por encima de todo; el techo, sin embargo, es plano, y la cúpula, con su alto tímpano soportado por columnas, está realizada sobre un lienzo de 13 metros con la modalidad del trompe-l-œil.
Límites: Via del Seminario, Piazza Sant'Ignazio, Via del Caravita, Via del Corso y Piazza San Marcello, Piazza Venezia, Via San Marco, Via delle Botteghe Oscure, Via Florida, Via della Torre Argentina, Piazza Santa Chiara, Via della Rotonda, Piazza della Rotonda.
El emblema del rione es una piña en oro con fondo rojo, ya que en este lugar se encontró una imponente escultura de bronce que tiene forma de piña y que se encuentra en el patio del Vaticano con el mismo nombre. Dante hace referencia a esta piña en el canto XXXI del Infierno de la Divina Comedia, cuando habla de Nembrot: "La faccia sua mi parea lunga e grossa come la pina di San Pietro a Roma". (A mí me ha parecido que su cara es tan alta y tan gruesa como la pina de San Pedro en Roma").