Parque arqueológico de Celio

El Parque arqueológico de Celio ocupa el sector noroeste del cerro, en una zona verde con vistas al Coliseo que conserva importantes restos arqueológicos, entre ellos los restos del templo del Divo Claudio, y que es resultado de las transformaciones que lo han afectado a lo largo del tiempo, desde el siglo XVI (cuando la familia Cornnovaglia compró la zona y la transformó en viñedo) hasta la época napoleónica, cuando los franceses que ocuparon la ciudad vertieron aquí la enorme cantidad de tierra procedente de las excavaciones del Coliseo y del Foro romano. 

En 1835, el Papa Gregorio XVI decidió transformar el jardín, conocido como Jardín Botánico, que se había desarrollado sobre la gran terraza artificial formada por la tierra rellena, en un "paseo público". La tarea de reordenar y ampliar el parque fue confiada al arquitecto Gaspare Salvi, quien trazó algunas avenidas en la zona afectada y construyó un edificio (la Casina del Salvi), inspirado en el "café" del Pincio de Valadier, que fue para servir como punto de avituallamiento. En 1847, tanto la Casina del Salvi como el parque entraron en el patrimonio municipal de Roma con el Motu Proprio de Pío IX.

Entre finales del siglo XIX y principios del XX se construyeron otros dos edificios en el parque: en la parte norte, el Ex Antiquarium Municipal, establecido como Almacén Arqueológico Municipal en 1884 para luego convertirse en museo desde 1929 hasta 1939 (cuando quedó inutilizable por problemas estructurales); y, al sur, el Ex Gimnasio Juvenil Italiano de Littorio, terminado en 1929. Hoy el parque está dividido en dos grandes zonas por el Viale del Parco del Celio, por donde pasa la línea de tranvía construida después de la Segunda Guerra Mundial.

La apertura al público del parque arqueológico de Celio fue posible gracias a las intervenciones llevadas a cabo bajo la dirección científica de la Superintendencia Capitolina del Patrimonio Cultural de Roma capital en el marco del proyecto de valorización de todo el territorio de Celio, a su vez incluido en el programa de remodelación del Centro Arqueológico Monumental (CArMe) propuesto por Roma Capitale. El jardín, de entrada libre, acoge multitud de hallazgos arqueológicos, arquitectónicos y epigráficos, procedentes de las grandes excavaciones de finales del siglo XIX para la construcción de nuevos barrios e infraestructuras y previamente conservados en el Ex Antiquarium Municipal.

Los materiales están organizados por grupos temáticos y ofrecen al visitante la oportunidad de profundizar su conocimiento de la antigua Roma en la vida cotidiana: desde el ámbito funerario hasta el gusto arquitectónico y las técnicas constructivas, desde el sentido del divino hasta el contraste entre edificios públicos y privados (con grandes fragmentos procedentes de edificios públicos y basamentos de estatuas honoríficas) y a la presencia administrativa de Roma en el territorio (con piedras que delimitan el lecho del Tíber o las zonas correspondientes a los acueductos). Finalmente, un núcleo de artefactos introduce el tema de la reutilización y la reelaboración, un fenómeno que recorre toda la historia arquitectónica de la ciudad.

Dentro del parque, en el edificio del antiguo Gimnasio Juvenil Italiano del Littorio, se ha instalado el nuevo Museo de la Forma Urbis, que alberga los fragmentos de la famosa Forma Urbis Romae, el gigantesco plano de mármol de la Roma antigua grabado entre 203 y 211 d.C. bajo el emperador Septimio Severo. Las siguientes fases del proyecto de reurbanización del área incluyen, además de la exhibición completa de los hallazgos, la apertura al público de la Casina del Salvi, la recuperación del antiguo Antiquarium Municipal y la creación de un Nuevo Paseo Arqueológico, a lo largo de Via di San Gregorio, que conectará el Parque Celio con el Centro Arqueológico Monumental.