Iglesia y convento de Trinità dei Monti

Situada en lo alto de la famosa Scalinata di Trinità dei Monti en piazza di Spagna, la iglesia de la Santissima Trinità dei Monti  es una de las cinco iglesias católicas francófonas de Roma.

La parte más antigua de estilo gótico, cubierta por bóvedas de crucería ojival, fue construida con piedras de la región de Narbona entre 1502 y 1519. Hacia mediados del siglo XVI, se añadió a la nave gótica un nuevo núcleo del edificio, cubierto por una bóveda de cañón, cerrado por una fachada adornada con dos campanarios simétricos, obra de Giacomo Della Porta y Carlo Maderno.

Alrededor de 1774, por un proyecto de Giuseppe Pannini, se modificó la bóveda de la iglesia con formas del siglo XVIII y las estructuras góticas originales fueron cubiertas por las nuevas intervenciones.

El interior consta de una única y gran nave con capillas laterales, decoradas con valiosas obras de arte del manierismo romano y que llevan el nombre de las familias que obtuvieron el patronato en el siglo XVI. Entre ellas se encuentran la Capilla Altoviti o Capilla del Bautismo, con un retablo que representa el Bautismo de Cristo y frescos con escenas de la vida de San Juan Bautista, obra de Giovanbattista Naldini; la Capilla Lucrezia della Rovere o Capilla de la Asunción, con la Asunción de Daniele Ricciarelli da Volterra, alumno de Michelangelo, y la Capilla Bonfil o Capilla del Descendimiento de la Cruz, con la famosa Deposición, también de Volterra.

A la derecha de la iglesia, se encuentra el Convento, fundado por Francesco di Paola en 1494, con financiación de la corona de Francia. Entre los siglos XVI y XVII, el "convento real de la Trinità dei Monti" vivió una época de esplendor, que aún se recuerda en las maravillas que se conservan en su interior.

Los frescos del claustro son maravillosos, con un ciclo didáctico dedicado a la vida del santo fundador y una galería de retratos de los reyes de Francia. Los interiores revelan artificios ilusionistas, obras maestras del arte y maravillas científicas: la Galería de la Perspectiva del antiguo refectorio, pintada al fresco por el jesuita Andrea Pozzo con la escenografía de las Bodas de Caná; las anamorfosis crípticas en los pasillos del claustro, de Emmanuel Maignan y François Nicéron; el reloj de sol realizado por Maignan; el fresco de Mater Admirabilis, obra de la joven novicia Pauline Perdreau; la Sala de las Ruinas, de finales del siglo XVIII, antigua celda del padre Le Sueur, decorada por el francés Charles-Louis Clérisseau con frescos que representan antiguas ruinas romanas.