Iglesia de San Sisto Vecchio en Via Appia

San Sixto Viejo es una iglesia de orígenes muy antiguos casi "escondida" en una zona llena de recuerdos históricos y arqueológicos: su advocación al papa Sixto II, martirizado en 258 cerca de las catacumbas de San Calixto, aparece en un documento del siglo VI pero la iglesia ya había sido construida en el siglo anterior.

San Sisto Vecchio y San Domenico

Poco después de ser renovada durante el pontificado de Inocencio III, la iglesia fue confiada a San Domenico de Guzman, quien fundó aquí su primer convento romano. Sin embargo, los dominicos sólo permanecieron allí dos años, porque ya en 1220 se trasladaron a la iglesia de Santa Sabina en el Aventino. Para no dejar el monasterio desierto, Santo Domingo decidió utilizarlo como sede de su nueva orden monástica de monjas dominicas de clausura, compuesta en su mayoría por monjas Tempoline del cercano monasterio de Santa Maria in Tempulo, que trajeron consigo sus enorme riqueza y su famoso icono de la Virgen (hoy en la iglesia de Santa María del Rosario en Monte Mario).

Sisto Vecchio y Sisto Nuovo

La iglesia y el monasterio fueron restaurados nuevamente bajo Sisto IV, en la última parte del siglo XV. Toda la zona, sin embargo, estaba infestada de malaria y, a finales del siglo XVI, las monjas consiguieron trasladarse a una nueva iglesia en el Rione Monti: a partir de ese momento San Sisto pasó a llamarse Vecchio para distinguirla de la iglesia de los santos Domenico y Sisto, llamado a su vez Sisto Nuovo. En el siglo XVIII, el complejo, hoy en ruinas, fue renovado por orden del Papa Benedicto XIII por Filippo Raguzzini - el famoso arquitecto rococó que creó la pintoresca plaza frente a la gran iglesia de Sant'Ignazio - que construyó la fachada actual y un nuevo claustro. Desde finales del siglo XIX el complejo está gestionado por la Congregación de Hermanas Dominicas fundada por Sor María Antonia Lalia y alberga un prestigioso colegio privado.

Los tesoros artísticos de San Sisto Vecchio

El interior, antiguamente de tres naves, hoy es de una sola, íntegramente decorada con estucos. Fue completamente restaurado por Raguzzini, pero conserva los restos de un ciclo de frescos de finales del siglo XIII entre el ábside del siglo XIII y el ábside más estrecho del siglo XV. No hay que perderse el campanario del siglo XII, uno de los más elegantes de la ciudad, y el claustro: las paredes de las galerías están decoradas con "Historias de la vida de San Domenico", creadas por Andrea Casale en el siglo XVIII, mientras que bajo los pórticos se conservan algunas partes decorativas de la antigua iglesia paleocristiana. El espacio donde antiguamente se ubicaba el huerto de las monjas dominicas lo ocupa actualmente el Semillero Municipal.

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Foto de la redacción de Turismo Roma