Arco de Galieno

El arco, que hoy se recuesta junto a la iglesia de los Santos Vito y Modesto, se erigió allí donde estaba la antigua Porta Esquilina de las Murallas Republicanas del siglo IV a.C., en la parte más expuesta de la ciudad y protegida en su época por el Agger, un terreno de cultivo del que todavía se conservan los residuos en la plaza Manfredo Fanti, en la calle Carlo Alberto y en la plaza ante la estación Termini.

La leyenda relaciona el inicio de la fiesta del Quinquatri Minori con esta puerta. En un decreto que limitaba el número los flautistas que participaban en las ceremonias, muchos de ellos se retiraron a Tívoli, y una noche se congregaron para una gran fiesta, al término de la cual se emborracharon hasta el punto de ser cargados en un carro.

El Carro, que no tenía guía, llegó a Roma y accedió por la Puerta del Esquilino; por la mañana, el animado y colorido grupo de borrachos fue jocosamente enmascarado por los habitantes de la ciudad y luego expulsado: desde entonces, sin embargo, el 13 de junio, una gran multitud de flautistas y personajes  mascarados atravesaban la ciudad en honor a Minerva .

En época de Augusto, la Puerta se monumentalizó y se reedificó en travertino: en el ático hay una grabación poco legible. Sin embargo, todavía es visible la inscripción que el prefecto Marco Aurelio Víctor dedicó en el siglo III d.C. al emperador Galieno y a su esposa Salonina durante una restauración. En efecto, el Emperador tenía que pasar por debajo de la Porta Esquilina para llegar a su villa privada, los Horti Liciniani.

La Puerta tenía en principio tres arcos: los dos arcos laterales fueron derribados en 1447 para hacer espacio a la iglesia. En la parte interior se puede apreciar nítidamente la sencilla arquitectura del arco, con proporciones más bien cuadradas, únicamente con cornisas sencillas y columnas corintias en las esquinas. Hasta el año 1825 las dos llaves de la ciudad de Viterbo, cedidas a Roma en símbolo de sumisión en el siglo XIII, permanecieron enganchadas en la puerta.