“The fountains are enough to justify a trip to Rome” es decir: “Las fuentes son suficientes para justificar un viaje a Roma” eso es lo que dijo el gran poeta romántico P.B.Shelley. Y eso es verdad porque el agua y las fuentes siempre han sido una parte importante y característica del patrimono artístico y cultural de la ciudad.
Monumentales, escenográficas o inusuales las fuentes de la Capital son más de 2.000: pequeños y grandes tesoros que esconden historias y leyendas singulares.
Vamos a contar la historia de siete fuentes de Roma, las más curiosas y poco conocidas.
Todas las fuentes que siguen, con excepción de la Fuente de la Terrina y la Fuente de la Bala de Cañón, realizadas respectivamente por Giacomo Della Porta y Annibale Lippi, resultan obras del arquitecto y escultor Pietro Lombardi. La edificación de estas obras partenecía al proyecto del Ayuntamiento de Roma que quería crear símbolos urbanos para recordar los antiguos barrios y las artesanías desaparecidos, para remplazar a los “nasoni” (los narizones), de fundición, considerados en aquella época antiestéticos.
#1 La Fuente de los Libros
Situada en la Via de los Staderari, entre el Panteón y la Plaza Navona, la Fuente de los Libros fue realizada en 1927. Los Staderari eran fabricantes de básculas romanas de brazo (básculas de pesos deslizantes, sostenidas en la mano con un solo plato y un contrapeso), que aquí, en esta calle, tenían sus talleres. La Fuente de los Libros, pero, hace referencia al antiguo nombre de la calle que originariamente se llamaba Via de la Universidad, en relación al antiguo Palacio de la Sapienza, sede de la Universidad, trasladado más tarde al Rione Trastevere. La fuente está encerrada en un nicho y presenta una cabeza de ciervo – emblema del Rione Sant'Eustacchio – entre cuatro libros antiguos colocados en dos estantes laterales. El agua fluye de dos caños de forma de marcador y de dos altos tomos, para simbolizar el conocimiento que fluye sin parar de la grandeza de los libros. En el centro de la fuente se lee: S EVSTACCHIO - R IV. Esta inscripción correspondería al nombre y a la numeración de los Rioni, que pero es incorrecta, porque el Rione Sant'Eustacchio es el número VIII y no es el VI.
#2 Fuente de los Artistas
Situada a lo largo de Via Margutta, en el Rione Campo Marzio, esta fuente recuerda la vocación artística de esta área que ya desde el 1612, año en el cual el pintor Gentileschi instaló su taller, fue el lugar de residencia privilegiado de los pintores, escultores, escritores y artistas de cada nacionalidad. Una superposición inusual de caballetes, máscaras, compases y taburetes, y un cubo lleno de pinceles y martillos de escultor de varias formas y grandezas, representan el equipo del artista. Los dos mascarones, uno triste y uno feliz por lo contrario, representan sus cambios de humor. El agua fluye desde los mascarones y desde las articulaciones de los compases y se recoge en una cuenca desde la cual rebosa para ser recogida dentro de una rejilla de hierro.
#3 La Fuente del Barril
A lo largo de via della Cisterna, en el corazón del Rione Trastevere, se encuentra esta pequeña fuente original que representa un caratello, nombre que antiguamente indicaba el barril utilizado para transportar el vino. El agua fluye de la bota y es recogida en una cuba y también fluye de dos jarras de un litro puestas a los lados del barril, objectos tipicos de las tabernas romanas. La fuente, de hecho, simboliza las tabernas numerosas y los restaurantes que caracterizan esta zona de la ciudad. Sabéis que cada medida de vino tenía su propio nombre? Suspiro o suavemente indicaba el 1/10 de litro, monaguillo el 1/5 de litro, cuarto el ¼ de litro, fojetta el ½ de litro y Barzilai para indicar los 2 litros. Este último era el nombre del politico Barzilai que, durante las campañas electorales, ofrecía el vino en recipientes de dos litros.
#4 Fuente de la Piña
En Plaza San Marcos, la pequeña plaza contigua a la Plaza Venecia, estaba una gran piña en bronce de epoca medieval que dio el nombre al Rione que la acogía. Esta piña fue en seguida trasladada al Vaticano, y hoy se encuentra, transformada en fuente, en el patio del mismo nombre de los Palacios Vaticanos. En 1927, el arquitecto Lombardi ardi, para recordar el antiguo símbolo del barrio, creó una fuente refinada en forma de piña en travertino. La fuente, desde donde fluye el agua potable a disposición del los ciudadanos y de los turistas que pasan por la zona está colocada a la sombra de los pinos y las palmas que adornan la plaza y en el fondo se puede admirar la hermosa basílica de San Marcos. En el centro de corolas de tulipanes estilizados, se encuentra la piña del Lombardi cuya agua fluye en numerosos chorros que se recogen en las bandejas puestas debajo, creando un continuum con el pavimento de la acera. Cuatro pequeñas columnas de mármol delimitan idealmente su límite.
#5 La Fuente de la Bola de Cañón
Enfrente de la Academia de Francia en Villa Medici, en uno de los lugares más fascinantes de Roma desde donde se puede admirar una de las vistas más sugestivas de la ciudad, la de la colina del Pincio, se encuentra esta fuente con base octagonal, realizada al final del siglo XVI por Annibale Lippi, por encargo del Cardinal Ferdinando de Medici. Sobre la historia de la fuente se conocen dos leyendas originales. Ambas leyendas son sobre la reina Cristina di Suecia y su llegada a Roma después su abdicación para convertirse a la fe católica. Se cuenta que una mañana en 1656, Cristina estaba en la terraza del Castillo de San Ángelo y como llegaba tarde a una cita con el pintor Charles Errand en Villa Medici y no podía llegar a tiempo, decidió entonces de tocar la puerta de la Academia en un modo totalmente original: con tres disparos de cañón a la puerta. Dos balas fueron vanas, pero la tercera pudo viajar desde el castillo hasta la Academia, y llegó a la puerta de bronce. Hoy todavía la huella de la bala de cañón està visible sobre una de las puertas del portón. Otra versión cuenta que la reina aburrida, decidió de hacer un viaje de caza. Como no quería entregar las invitaciones para no esperar la respuesta que habría pedido la ida y vuelta de un emisario, disparó una bala de cañon en dirección de Villa Medici para despertar a su dueño. La bola de cañón fue conservada y colocada en cima de la fuente de la Trinitad dei Monti que hoy, después de esos curiosos acontecimientos es conocida por los romanos y los turistas como la Fuente de la Bola de Cañón.
#6 La Fuente de las Tiaras
Esta también es una obra de Pedro Lombardi, la Fuente de las Tiaras está situada en Largo de la Columnata, a lo largo de los muros del Passetto de Borgo. Una base tripartita en travertino acoge tres pequeñas tinas semicirculares en forma de concha que recogen el agua que fluye de las canelas puestas en la parte alta de las tres pares de claves de san Pedro coronadas por tres tiaras papales sobre los cuales se erige una cuarta tiara. Entre las claves estan grabados: el escudo de Roma que simboliza el poder de la ciudad; el fascio littorio declarado en aquel tiempo símbolo del Estado; el escudo papal. A través de una clara iconografía papal, la Fuente de las Tiaras representa la presencia de la autoridad pontificia en el Rione Borgo que, aunque sea italiano, está cerca del Vaticano.
#7 La Fuente de la Terrina
Querida por el Papa Gregorio XII, lleva la firma del arquitecto y escultor Giacomo della Porta, autor, entre otras cosas, de la Fuente de las Tortugas también, en Plaza Mattei y de la Fuente del Moro y la de Neptuno, colocadas a la derecha y a la izquierda de la famosa fuente de los Cuatro Ríos del Bernini. Hoy la Fuente de la Terrina se encuentra delante de la Iglesia Nueva, en la avenida de Corso Vittorio Emanule II, no muy lejos de Plaza Navona, pero su historia empieza en el centro de Plaza Campo de Fiori, donde originariamente fue colocada en 1595. La fuente, de forma oval, era decorada con cuatro delfines en bronce puestos sobre los margines de la cuenca, de las bocas fluía el agua del Acueducto Virgen. Los delfines eran inicialmente destinados a la Fuente de las Tortugas, pero nunca fueron utilizados. Ya entonces en la plaza había un mercado lleno de gente y pintoresco y la fuente se puso de repente en una espez de cuenca en aire libre donde mantener fría y lavar frutas y verduras. Los edictos papales no fueron suficientes para protegerla, implicaban hasta castigos corporales para los infractores. En 1622, la administración urbana solucionó el problema encargando un artista desconocido para hacer una gran tapa de travertino para cubrir la fuente. En la misma época fueron quitados también los delfines cuyos rastros se perdieron. La grande tapa inspiró, inevitablemente, la ironía de los romanos que rebautizaron la fuente “pasticho” y despuès “terrina” porque parecía una gran sopera. La fuente tuvo momentos de popolaridad cuando en ocasión de algunas fiestas,de sus boquedas fluía el vino óptimo tinto o blanco de los Castillos Romanos en vez que el agua. Hoy la Fuente de la Terrina pasa desapercibida a los que llegan a la plaza, así como la inscripción singular que el anónimo realizador de la tapa puso casi como un memento filosófico: “Ama a Dios y no falles, haz bien y deja decir MDCXXII”.