Museo Nacional del Castillo de Sant'Angelo

A poca distancia de la basílica de San Pedro, al final del Puente Sant'Angelo, en la orilla derecha del Tíber, se erige imponente el Castillo de Sant'Angelo.

El Mausoleo que mandó construir y probablemente diseñó Adriano como tumba para sí mismo y sus sucesores fue realizado al principio por el arquitecto Demetriano alrededor de 123. Lo terminó Antonino Pío un año después de la muerte del emperador.

Desde 1925, es la sede del Museo Nacional del Castillo de Sant'Angelo y acoge colecciones de arte e historia, así como reliquias del Ejercito Italiano, en un marco monumental restaurado para la ocasión. La historia compleja y estratificada del monumento, relacionada con los tres núcleos principales formados por los vestigios romanos del mausoleo imperial, el castillo fortificado y los apartamentos papales, constituye al mismo tiempo sustancia y marco del recorrido de la exposición, que cuenta con colecciones heterogéneas de esculturas, pinturas, restos de mármol, armas, muebles y objetos de diferente procedencia, en parte recuperados en la excavación de la rampa helicoidal del mausoleo, en parte cedidos por el Museo Nacional Romano de las Termas de Diocleciano y el Museo Artístico Industrial, ahora cerrado, en parte comprados en el mercado de antigüedades y tras las exposiciones para celebrar la Exposición Universal de 1911.

En algunas épocas del año se puede recorrer el famoso “Passetto” o er Corridore (el pasillo) di Borgo: un paso elevado y fortificado que une el Vaticano con el Castillo de Sant'Angelo, pasando por las Murallas Vaticanas.

Con este paso, que llevaba al Castillo directamente desde los Palacios Vaticanos, se quería permitir al jefe de la Iglesia refugiarse dentro del Castillo en caso de necesidad y, al mismo tiempo, tener un bastión que permitiera un mejor control del Rione (distrito).

La importancia estratégica del Passetto surgió sobre todo en las épocas más oscuras y dolorosas para Roma y para la Iglesia misma. De hecho, de él se sirvió Alejandro VI Borgia cuando, en el año 1494, lo recorrió para refugiarse en el Castillo durante la invasión de Roma por parte de las tropas de Carlos VIII de Francia. Sucesivamente, en 1527, el Passetto fue utilizado como vía de fuga también por el pontífice Clemente VII Medici, (1523-1534) que se refugió en el Castillo durante el Saco de Roma realizado por los Lansquenetes de Carlos VIII. Ésta fue la última gran empresa relacionada con el Passetto, que, con el final del siglo XVI, perdió su función defensiva.

CURIOSIDAD: en 1527, el Papa Clemente VII se dejó crecer la barba en señal de luto por la desgracia que estaba afectando a Roma, aunque se cuenta que su verdadero objetivo era el de hacerse irreconocible para una posible fuga. Después de él y hasta Pablo V, todos los Papas llevaron barba.