40.000 enterramientos en 13 kilómetros de túneles laberínticos, incluidos nichos comunes y cubículos con frescos, con un número inusualmente alto de papas y mártires que le valió el sobrenombre de Regina Catacumbarum, la reina de las Catacumbas. Aquí, según la Depositio Martyrum, un texto cristiano del siglo IV, descansaron los papas Marcelino y Marcelo, asesinados durante las persecuciones de Diocleciano, los mártires anónimos y el papa Silvestre, a quien se dedicó la basílica suprayacente, construida por el pontífice en el siglo IV.
Ubicado en el tramo de la Via Salaria que bordea el parque de Villa Ada Savoia, en cuyas entrañas serpentea parcialmente, es uno de los cementerios más grandes pero también uno de los más importantes y antiguos de la ciudad. Se excavó en la toba entre los siglos II y V, reutilizando en parte espacios subterráneos preexistentes, entre ellos una cantera de puzolana (Arenario) y el hipogeo de los Acilios con las tumbas de los parientes de Acilio Glabrione, una aristocrática familia senatorial romana a la que pertenecía Priscilia, la noble que da nombre a la catacumba y que pudo haber donado el terreno.
En el siglo XVI, cuando fue redescubierta tras haber permanecido olvidada durante siglos, la catacumba fue espojada de lápidas, sarcófagos y reliquias, pero aún conserva pinturas especialmente bellas y significativas. En la bóveda de una de las galerías del Arenarium, por ejemplo, aparace, junto a un Buen Pastor en estuco, la representación más antigua de la Virgen con el Niño (finales del siglo II- principios del siglo III), flanqueada por el profeta Balaam señalando la estrella. También en el Arenario central se encuentra el cubículo de la Velatio. La sala toma su nombre de la pintura de la luneta del fondo, que representa a una joven con un rico vestido litúrgico y un velo en la cabeza: a sus lados aperecen dos escenas únicas en la pintura mural de cementerios, probablemente episodios de su vida, su matrimonio, su maternidad y su fe.
Pinturas y estucos de estilo pompeyano y de gran refinamiento formal decoran también la llamada Capilla Griega, así llamada por dos inscripciones en griego pintadas en su interior, lo primero que vieron los descubridores. Fechable a finales del siglo III, la sala tiene una forma particular con tres nichos para sarcófagos y un mostrador para los banquetes rituales que se celebraban en las tumbas en memoria de los difuntos. En una de las representaciones aparece precisamente un banquete, que, sin embargo, tiene una clara referencia al banquete eucarístico: en un triclinio semicircular, donde se sirven pan y pescado, están sentadas siete figuras, entre ellas un joven que parte el pan y una mujer con velo. También se representan numerosos episodios del Antiguo y del Nuevo Testamento, como Moisés haciendo brotar agua de la roca, el sacrificio de Isaac, la resurrección de Lázaro o la adoración de los Reyes Magos.
En el interior de Villa Ada se encuentra la basílica construida por el Papa San Silvestre, que cayó en ruinas y fue reconstruida a finales del siglo XIX utilizando los restos y las estructuras originales. Una sala contigua a la basílica alberga un museo con cientos de fragmentos de sarcófagos hallados durante las excavaciones en la zona de las catacumbas.
Foto catacombepriscilla.com
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