La villa que perteneció a Livia Drusilla, esposa del emperador Augusto, era llamada Ad Gallinas Albas porque allí se habría producido un acontecimiento prodigioso: un águila habría dejado caer en el regazo de Livia una gallina blanca con una rama de laurel en el pico; los arúspices, después del acontecimiento, habían prescrito criar al animal, plantar la rama de laurel y cuidarla religiosamente. La residencia es recordada también por los escritores antiguos Svetonio, Cassio Dione y Plinio; este último la sitúa en la IX milla de la vía Flaminia, sobre una altura que domina el Tíber en la actual Primera Puerta.
Durante las primeras excavaciones llevadas a cabo en los años 1863-1864 se encontraron la estatua de Augusto, ahora en los Museos Vaticanos, y las pinturas con vista de jardín ahora en el Museo Nacional Romano. Estas hermosas y famosas pinturas provienen de una gran sala, probablemente interpretada como triclinium de verano, cubierta por una bóveda de cañón con decoraciones de estuco. Esta parte de la villa sufrió una amplia renovación en la primera mitad del siglo II, durante la cual se realizaron algunos ambientes con suelos de mármol polícromo o mosaicos figurados en blanco y negro.
En el sector norte de la villa hay un complejo termal, una gran cisterna rectangular y una serie de ambientes. En el lado sur de la cisterna se coloca el frigidarium con dos tanques de agua fría. Alrededor de este se disponen otros ambientes; el calidarium (ambiente con agua caliente) presenta dos bañeras, una semicircular y una rectangular. Al sureste del complejo termal, dividido por un pasillo, se encuentra un área descubierta, probablemente un peristilium, alrededor del cual se disponen varios ambientes con suelo de mosaico en blanco y negro. El pasillo conduce a un atrio con impluvium; en la esquina noreste de éste se encuentra la entrada de la villa, de la cual ahora se conserva el umbral en travertino. Un vestíbulo comunica una amplia zona de jardín con una serie de compartimentos dispuestos alrededor de un área descubierta; aquí se abren dos cubicula (dormitorios), uno de los cuales con alcoba en el fondo y piso cuadrado de mosaico blanco enmarcado por una banda negra de meandro. Un muro de construcción sostiene la villa en la parte con vistas al Tíber, donde se encuentra un pasaje peatonal que conecta la villa con la calle Flaminia y la calle Tiberina.
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