A finales de los años setenta algunas asociaciones nacionales y locales decidieron realizar el Parque Litoral Romano con el fin de salvaguardar y valorizar la biodiversidad presente en el área, sobre todo con el objetivo moral de compensar la expansión urbana que amenazaba la belleza natural del lugar.
La historia de su institución es larga y enrevesada, así que resumimos brevemente los puntos más destacados de los que se deduce la perversidad de sus defensores hasta conseguir su objetivo: proteger el medioambiente.
El primer comité promotor se constituyó en 1982 y 4 años después, WWF se hizo con la gestión de las 280 hectáreas. En 1987 el Ministro de Medioambiente Pavan promulgó el decreto n.º 428 que delimitaba el área de la reserva natural del litoral desde Palidoro hasta Capocotta.
Desde 1996 se habla oficialmente de Reserva Natural Estatal del Litoral Romano. Un total de 15.900 hectáreas que incluyen los terrenos de saneamiento, Macchiagrande, el parque de Castel Fusano, el último tramo del Tíber, la finca de Procoio, la desembocadura del Arrone, con una alternancia de ambientes como el de las salinas o los cultivos mediterráneos.
Todo ello contribuye a hacer de estas tierras un territorio parlante, un territorio que no habla solo de su belleza natural, sino también de testimonios histórico-arqueológicos tales como las excavaciones de Ostia, los burgos antiguos y recientes, las torres, habla de actividades pasadas que se conjugan con las actuales, bienestar, enogastronomía, cultura y deporte en contacto con la naturaleza.
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