Oratorio del Santísimo Crucifijo

La historia del pequeño oratorio enclavado entre las estrechas calles y plazas del Rione Trevi comenzó en 1519, cuando la cercana iglesia de San Marcello fue devastada por un incendio. Se salvó milagrosamente un crucifijo de madera del siglo XV que, por razones obvias, se convirtió rápidamente en objeto de culto. La devoción hacia él creció tras una procesión por las calles de Roma durante 16 días, por la que se evitó la plaga de 1522.

Y así, desde entonces, cada Jueves Santo, la cruz era protagonista de una solemne procesión que partía de San Marcelo y llegaba al Vaticano, recorriendo rigurosamente el mismo itinerario del milagro, protegiendo a la ciudad del mal y de la adversidad. Las procesiones fueron preparadas por la recién fundada Cofradía del Santísimo Crucifijo, aprobada por el Papa Clemente VII y comprometida con la asistencia a los pobres y peregrinos. En 1562, la propia cofradía opta por la construcción de una sede idónea para sus actividades. El arquitecto Giacomo Della Porta supervisó y completó la obra en 1568, especialmente con la ayuda de las ricas donaciones de los cardenales Ranuccio y Alessandro Farnese, nietos del Papa Pablo III y miembros de la cofradía.

En su exterior, el oratorio es de aspecto discreto y sobrio, su elegante fachada se inspira en la clásica arquitectura de órdenes que se superponen: en el orden inferior, dividido por pilastras dóricas, hay un portón precedido de una escalera pequeña y rematado por un tímpano triangular. En los laterales, dos nichos de gran profundidad aparecen encuadrados con cornisas con tímpanos arqueados. Un cordel separa el primer orden del segundo, y en su punto central figura la inscripción sobre la intervención de la familia Farnese, y encima destaca el escudo de la familia Farnese. Completa la fachada un tímpano triangular con un angelito alado en su interior.

Las mayores y más inesperadas sorpresas son para quienes cruzan su entrada. Su interior, compuesto por una única sala, aparece completamente decorado con frescos: las paredes narran en imágenes la Historia de la Vera Cruz, inspirada en el texto medieval del dominico Jacopo da Varazze, mientras que las de la contrafachada cuentan la Historia de la Cofradía. Esta serie de pinturas fue concebida por Tommaso de' Cavalieri, artista y literato, amigo de Michelangelo, y por el pintor Girolamo Muziano. A su realización contribuyeron numerosos artistas del manierismo tardío romano, especialmente en el último cuarto del siglo XVI: Giovanni de' Vecchi, Cesare Nebbia, Niccolò Circignani, Baldassarre Croce, Cristoforo Roncalli y Paris Nogari. Según los cánones teatrales de la época, los paneles con las secuencias de las distintas escenas están adornados con ficciones en perspectiva con figuras de reyes, princesas, caballeros y pajes.

Aunque su fama no está únicamente relacionada a sus ciclos de pintura. Sin embargo, su fama no sólo está ligada a sus ciclos de pintura. En poco tiempo, el oratorio se convirtió en un importante centro de composición de las músicas sacras, especialmente creadas durante la Cuaresma y para la Fiesta de la Cruz. Aquí se originó el oratorio latino, músicas espirituales de carácter dramático en forma de diálogos, sobre los temas de la Biblia, en estilo recitativo y basándose en textos latinos. Pierluigi da Palestrina, Giacomo Carissimi, Alessandro Stradella y Alessandro Scarlatti fueron algunos de los grandes maestros que se dedicaron a las composiciones del oratorio.