En un rincón escondido de Roma, a dos pasos de la Via Veneto, se sitúa esta iglesia nacida en 1622, cuando fue canonizado San Isidro, el santo granjero de Madrid, que protegía las tierras y las mieses: entonces un grupo de Franciscanos españoles decidió comprarse un terreno no cultivado y encargó al arquitecto Antonio Felice Casoni la edificación de un centro para las actividades de su comunidad. Dos años más tarde, tanto la iglesia como el convento, aún inacabados, se encomendaron al teólogo fray Luke Ward y a los Franciscanos de Irlanda que él dirigía, huidos por las persecuciones protestantes. Desde entonces, los irlandeses nunca han renunciado a la gestión de San Isidro, excepto dos breves periodos: con la ocupación napoleónica, cuando el convento fue confiscado en una parte, y en otra por un grupo de artistas alemanes denominados un poco irónicamente "Nazarenos" por su estilo de vida y su peinado bíblico. Esta es la razón por la que la calle donde se ubica el complejo tiene el nombre de Via degli Artisti.
A ambos lados de la fachada-pórtico de perfecto estilo rococó, precedida por una hermosa escalinata doble, figuran dos nichos que acogen las estatuas de San Isidro y San Patrizio, el patrón de los irlandeses. En su interior, la Iglesia presenta una única nave con bóveda de cañón, con frescos de la primera mitad del siglo XVIII obra de Charles-André Van Loo. Entre sus obras maestras, además de los frescos y pinturas de Carlo Maratta, creador del ciclo con escenas de la vida de San José y del refinadísimo retablo de la Inmaculada Concepción, destaca la sencilla pero impresionante Capilla de Sylva. El portugués Rodrigo López de Sylva llamó a Gian Lorenzo Bernini, que supervisó el diseño, delegando la ejecución en sus discípulos. En la segunda mitad del siglo XIX, las dos Virtudes que adornan la pared izquierda, juzgadas demasiado provocativas por los franciscanos, fueron cubiertas con sobrias camisas de bronce, eliminadas con la restauración de 2002.
Junto a la iglesia se encuentra el Claustro Español, diseñado por Antonio Casoni en 1622 para la comunidad española y cubierto en 1948, y un segundo claustro más grande, encargado por Luke Wadding, franciscano e historiador irlandés, y construido diez años después del español. Los muros del pórtico del Claustro de Wadding están decorados con un ciclo de frescos pintados en 1701 por el hermano John Anthony Sguary de Padua. Gracias a Luke Walding, la fiesta de San Patricio fue incluida en el calendario litúrgico universal de la Iglesia.
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