Galería Colonna

Situada en el interior del homónimo palacio, la Galería Colonna, auténtica joya del barroco romano, fue instituida en 1654 por el cardenal Girolamo I Colonna y por su sobrino Lorenzo Onofrio Colonna. La realización de las obras fue confiada al arquitecto Antonio Del Grande. Después de su muerte, en 1671, fueron integrados por Gian Lorenzo Bernini, Johan Paul Schor y Carlo Fontana. La Galería fue inaugurada en el año 1700 por el hijo de Lorenzo Onofrio, Felipe II.

Desde el primer momento, la Galería fue concebida como gran sala de representación para celebrar dignamente la victoria de la flota cristiana sobre los turcos en la Batalla de Lepanto de 1571. El comandante de la flota pontificia, Marcantonio II Colonna, está representado en varios momentos sobre toda la bóveda de la Sala Grande de la Galería se representa en varios momentos sobre toda la bóveda de la Sala Grande de la Galería y en la Sala de la Columna Bélica. La decoración de las bóvedas (Episodio de la vida de Marcantonio II Colonna, Apoteosis de Marcantonio II Colonna, Alegoría de Marcantonio II Colonna a Lepanto) realizada por los pintores Schor, Coli, Gherardi, Ricci y Chiari, fue terminada en 1702.

La prestigiosa colección, dividida entre la Sala de la Columna Bélica, la Sala Grande, la Sala del Trono, la Sala del Tapiz, la Sala amarilla, la Sala de la Capilla, la Sala de los Primitivos y la Sala de los bordados, incluye pinturas de artistas del calibre de Bronzino (Venus, Cupido y Satiro, Virgen con el Niño dormido), Tintoretto (Narciso en la fuente), Guido Reni (San Francisco en oración con dos ángeles), Guercino (Martirio de San Emerenziana, San Pablo ermitaño, Moisés con las tablas de la ley, el Arcángel Gabriel), Annibale Carracci (El comefrijol), Salvator Rosa (San Juan Bautista en una cueva), Michele di Ridolfo del Ghirlandaio (La Noche, El Aurora, Venus y Cupido) y Gaspard Dughet, autor de numerosas pinturas de campo.

La Galería, además, presenta decoraciones fastuosas, espléndidos espejos y tapices y muebles de gran calidad.

Una curiosidad: encajado en la escalera que conduce a la Sala Grande, se puede ver una bala de cañón. Ha estado ahí desde 1849, cuando los franceses a las órdenes del General Oudinot le dispararon desde el Janículo, durante la República Romana.