A parte de la fuentes màs famosas, Roma tiene, una herencia de fuentes única en número y valor, en los callejones olvidados y rincones escondidos.
Cada fuente tiene una historia que contar, y hoy, vamos a contar la historia poco conoscida de la Fuente de la Terrina.
Deseada por el Papa Gregorio XII, lleva la firma del arquitecto y escultor Giacomo Della Porta, autor, entre otras cosas, también de la Fuente de las Tortugas, en Piazza Mattei, la Fuente del Moro y la de Neptuno, ubicadas a la derecha e izquierda de la famosa Fuente de los Cuatro Ríos de Bernini.
La fuente de forma ovalada estaba decorada con cuatro delfines de bronce colocados en los bordes de la bañera; los delfines fueron inicialmente destinados a la Fuente de la Tortuga, pero nunca fueron utilizados.
Hoy, la fuente, se encuentra en Corso Vittorio Emanuele II, frente a la Iglesa Nueva, no lejos de la Plaza Navona, pero su historia empieza en 1595, en el centro de la Piazza Campo De’ Fiori, donde originalmente se estaba colocada.
En esta plaza había (y hay) un mercado popular, y por eso, la fuente pronto se convirtió en una especie de piscina al aire libre para lavar frutas y verduras.
Varios edictos papales, que tambien preveían el castigo corporal para los reincidentes, no pudieron parar este mal habito.
En 1622, se eliminaron los delfines y la administración de la ciudad intentó ponerse a cubierto, encargándo un artista desconocido, para la realizacion de una gran tapadera de travertino;
La gran tapadera, inevitabilmente inspirò la ironía de los romanos empezaron llamar la fuente "Pasticcio" y luego "Terrina", por su parecido con una gran sopera.
Durante algunas celebraciones, desde la fuente, salìa excelente vino blanco o tinto de los Castelli Romani, con gran alegria del pueblo romano.
Sus vicisitudes no terminaron aquí: en 1889, la fuente fue desalojada para dejar espacio a la estatua de Giordano Bruno y fuè llevada en el deposito de Testaccio, donde permaneció durante 35 años.
Ignorando inexplicablemente el original, en 1898, se decidió colocar en Piazza Campo De’ Fiori, una copia sin la gran tapadera.
Finalmente, en , el Ayuntamiento de Roma decidió recuperar el original, colocándolo definitivamente frente a el Oratorio dei Filippini y a la Iglesia de Santa María en Vallicella.
Hoy, la Fontana della Terrina casi no se nota, asì como la la inscripción singular que el artista anónimo de la tapadera puso, casi como un recuerdo filosófico,: "Ama a Dios y no falles, haz el bien y olvida. MDCXXII".
("Ama Dio e non fallire, fa del bene e lassa dire. MDCXXII")
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