Excubitorium de la VII Cohorte de los Vigiles

El Excubitorium de la VII Cohorte de los Vigiles se encuentra en el barrio de Trastevere, ocho metros por debajo del nivel actual de la calle. Fue descubierto entre 1865 y 1866, durante numerosas excavaciones del siglo XIX para recuperar obras de arte. Su ubicación se basó en un antiguo muro que antaño se alzaba en el jardín de una casa particular en la Piazza Monte di Fiore, frente a la Piazza San Crisogono, ambos desaparecidos con el desarrollo urbanístico más reciente del barrio.

Desde las primeras etapas de la excavación, la función de las estancias descubiertas quedó clara a la vista de la gran cantidad de grafitis en las paredes, que hacían referencias reiteradas a la VII Cohorte de los Vigiles. El edificio se identificó como un excubitorium, o cuerpo de guardia, construido a finales del siglo II d. C. en una vivienda particular, adquirida o alquilada por la administración pública. El excelente estado de conservación del monumento y el extraordinario valor documental de los grafitis arrojan luz sobre la organización de los Vigiles y su vida en el cuartel. Los grafitis, ahora extintos, solían incluir no solo saludos a los emperadores y agradecimientos a los dioses, sino también el nombre y número de la cohorte, y los nombres y rangos de los vigiles. En particular, los términos "sebaciaria" y "milites sebaciarii" aparecían con frecuencia, en relación con la palabra "sebum", que significaba sebo (grasa sólida de buey o cordero) que los vigiles utilizaban para alimentar sus antorchas durante sus patrullas nocturnas. De hecho, el cuerpo de vigiles fue establecido en el año 6 d. C. por el emperador Augusto para garantizar la vigilancia nocturna de las calles, tanto con fines de prevención de incendios como de seguridad pública.

No fue hasta 1966, cien años después de su descubrimiento, que se decidió protegerlo adecuadamente cubriendo el monumento. Este aún consta de una gran sala, con una pila hexagonal de lados cóncavos en el centro. Frente a ella, en el muro sur, se encuentra una elegante puerta arqueada que conduce al lararium, una especie de capilla del genio guardián de los vigiles, el Genius excubitorii, recordado en grafitis. Se cree que la sala oeste, con su suelo de cocciopesto interrumpido en el centro por una tapa de alcantarilla, fue un baño, mientras que la función de las dos salas contiguas del lado opuesto sigue siendo incierta. Al norte, se encuentran un estrecho deambulatorio y una sala con un dolium enterrado, un recipiente utilizado para almacenar grano, legumbres y aceite.

Foto: Superintendencia Capitolina