Ubicado en el corazón del Rione XX- Testaccio, el complejo arquitectónico del Matadero, construido entre 1888 y 1891 por el arquitecto Gioacchino Ersoch, es hoy considerado uno de los más importantes edificios de arqueología industrial de la ciudad por la modernidad y originalidad de sus estructuras.
Las obras de restauración comenzaron en 2006 y se completaron en 2010. La intervención de conservación ha recalificado los pabellones utilizados para los tanques de agua, para el desuello y la matanza de los cerdos.
La gestión, encomendada a los Museos del Municipio de la Superintendencia Capitolina de Patrimonio Cultural hasta 2017, ha creado a lo largo de los años un itinerario dedicado a lo contemporáneo enriquecido también por la presencia de la Academia de Bellas Artes y la Facultad de Arquitectura de Roma Tre. Desde 2018, en cambio, la gestión de una significativa parte ha sido encomendada, por Roma Capitale, a la Empresa Especial Palaexpo. Estos espacios forman parte de un conjunto que está en el centro de un plan de remodelación que, mediante una fuerte e incisiva vocación como polo de investigación y producción artística y cultural, es capaz de reflejar la contemporaneidad de la ciudad, registrando sus desarrollos, poniéndola en relieve y estimulando su evolución.
Los pabellones
Los pabellones originales que caracterizan todo el complejo arquitectónico, construidos entre 1888 y 1891 por Gioacchino Ersoch, testimonian el paso del clasicismo a la modernidad y constituyen un importante ejemplo histórico de la arquitectura industrial monumental y racional de finales de siglo.
En 2002, los dos pabellones (9a y 9b) más cercanos a la entrada en Largo Orazio Giustiniani se concedieron al Museo de Arte contemporáneo en Roma (MACRO) para albergar exposiciones de arte contemporáneo.
Actualmente estos dos atractivos espacios, reestructurados y climatizados, son gestionados por la empresa especial Palaexpo y han pasado a formar parte del proyecto Mattatoio.
Los pabellones son especialmente adecuados para albergar las instalaciones y las exposiciones que proponen formas de hibridación con los lenguajes de las artes escénicas y las disciplinas científicas.
La Pelanda
Ejemplo de arquitectura industrial, La Pelanda es un amplio espacio de 5000 metros cuadrados. La meticulosa restauración que afectó a sus espacios salvaguardó las estructuras y los artefactos de la “Galería de las Balsas”
El cuerpo principal se articula en una gran nave, una chimenea troncocónica y otros instrumentos metálicos que, juntos, le confieren una atmósfera de rara sugestión.
El proyecto de restauración preveía un sistema abierto, modular en sus estructuras, y completamente transitable por el público, con grandes superficies acristaladas que, gracias a su iluminación natural, resaltasen sus volúmenes y perspectivas.
Los ambientes de la Pelanda son particularmente adecuados a la expresión de los varios lenguajes de la performance, del baile al teatro de investigación, de la música a la instalación de las actividades laboratoriales.
Sus espacios también están dedicados a las residencias productivas que permiten a los artistas, procedentes de diversas disciplinas, hacer investigación y experimentación.
I Rimessini/los almacenes
Después de una larga intervención de restauración y recuperación, estos dos grandes ambientes, antiguamente destinados a recoger y a encerrar los animales llamados “indómitos”, se convirtieron en espacios para la restauración, con el objetivo de conjugar la calidad de la oferta culinaria con la cultura de la comida, en sus aspectos rituales, antropológicos y performativos.
Foto: página Facebook del Mattatoio
Informaciones
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