Aventino

El descubrimiento de los panoramas romanos del Aventino puede comenzar desde la Piazza dei Cavalieri di Malta, que debe su aspecto actual a la intervención de G.B. Piranesi (1765).

El agujero en el portal número 3 (el famoso "ojo de la cerradura") enmarca, al final de un vial, la famosa vista de la cúpula de San Pedro.

Caminando por la vía de Santa Sabina, se puede acceder, en la plaza de Pietro d'Illiria, al pintoresco Parque Savello, más conocido como "Jardín de los Naranjos", desde donde se puede ver el Monte Mario y la colina Janículo a lo lejos. Debajo fluye el Tíber que corre bordeando el vasto complejo del antiguo Hospicio Apostólico de San Michele a Ripa Grande. Antiguamente, aquí se encontraba el puerto principal de la ciudad donde llegaban las embarcaciones del mar y que fue demolido cuando se construyeron los murallones para frenar las inundaciones periódicas del río. A la derecha se ve la isla Tiberina, llamada por los antiguos romanos "Barco de piedra" por su forma, y  dedicada  al dios de la medicina Esculapio. En el Lungotevere, resalta la Sinagoga, el templo y el lugar de culto de los judíos romanos, erigido a principios del siglo XX.

Bajando la colina hacia Piazzale Ugo La Malfa, a la altura del Jardín de Rosas Municipal, la mirada se fija en algo emocionante: Circo Máximo y Palatino, máximos ejemplos de juegos antiguos y virtudes pasadas que borran todo el resto y quitan el aliento cuando se iluminan con la luz del atardecer. El Circo Máximo se extiende sobre un área ubicada en el valle entre el Palatino y el Aventino; la disposición actual del jardín sugiere el plano y el antiguo destino de uso: las gradas están representadas por la superficie pendiente cubierta de hierba, la pista es esa parte del camino actualmente de grava y la espina, la recuerda el largo macizo de césped en el centro. Del Palatino se distinguen las imponentes estructuras de la Domus Augustana, casa del emperador Domiciano y de sus sucesores hasta el período bizantino, una magnifica construcción alabada por su esplendor, digna de los dioses, así como por los escritores antiguos.