Una de las miradas más encantadoras de la Capital es la de la colina del Janículo, un punto que ofrece grandes emociones: desde el impresionante Tempietto de Bramante pasando por los homenajes realizados en honor a Giuseppe y Anita Garibaldi, y desde el espectacular Fontanone dell'Acqua Paola al cañón que dispara a mediodía en punto. Pero seguramente entre las más sorprendentes curiosidades figura el Faro degli italiani d'Argentina.
Fue construido en 1911 según el modelo del arquitecto Manfredo Manfredi y, no se trata de un referente para la navegación, pero sí de una obra de elevado carácter emblemático: situada en el lugar que fue campo de batalla y combate para la defensa de la República Romana en 1849, fue donada a la ciudad por la comunidad italiana de Buenos Aires, como testimonio del fuerte vínculo patriótico, con motivo del quincuagésimo aniversario de la Unificación de Italia y para conmemorar al mismo tiempo la Capitalidad de Roma.
De estilo neoclásico y realizada íntegramente en piedra blanca de Botticino, la obra tiene 20 metros de altura y una base circular de 10 metros de diámetro. En el capitel de la columna está grabada la siguiente dedicatoria: "A Roma Capital los italianos de Argentina. MCMXI" y está rematado por un altar de forma circular ornamentado mediante cuatro volutas con cabezas de león, enlazadas mediante festones. Una importante linterna de cristal que se alcanza mediante una escalera espiral, lo domina todo y, con ocasión de las fiestas nacionales y las celebraciones especiales, alumbra evocadoramente la noche capitolina mediante una luz verde, blanca y roja, la que representa el tricolor italiano. De este extraordinario hecho nació la curiosa expresión romana "pareces el faro de la colina del Janículo", con la que se alude a alguien excéntrico y de aspecto muy extravagante.
Una costumbre característica del pasado está ligada al balcón del Faro, frente a la histórica prisión de Regina Coeli, en el cercano Rione Trastevere: los parientes de los encarcelados comunicaban de viva voz o con mensajes a sus queridos, anunciando a gritos las informaciones esenciales y más urgentes; una modalidad prohibida, pero consentida también por la policía para las comunicaciones relevantes, como los nacimientos o las muertes.
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