Es un rincón escondido de Roma, un lugar especial que debe su fama a la historia legendaria de la ciudad. De hecho, nos encontramos en el centro de la zona llamada Velabro, en la que la tradición identifica el lugar donde se detuvo la cesta de los gemelos Rómulo y Remo, sobre aquel terreno que antes era solo una extensión cenagosa. A testimonio de la importancia que adquirió la zona en los siglos siguientes, parmanecen el Arco de Jano y el Arco de los Argentari, parcialmente incorporado a la mampostería de la iglesia.
La fundación de la iglesia es muy antigua, pero su origen está, como suele ocurrir, envuelto en la incertidumbre. Su planta irregular demostraría que se construyó sobre un antiguo edificio romano y que es posible que fuera una de las primeras diaconías establecidas en la época del papa Gregorio Magno, a finales del siglo VI. Poco después, el papa León II la habría dedicado a San Jorge y San sebastián, los dos santos guerreros de Oriente y de Occidente, y el fresco en la cuenca del ábiside parece indicar que la devoción a ambos mártires se mantuvo viva durante mucho tiempo. Sin embargo, la mención más antigua se encuentra en la biografía del papa Zacarías, que trajo la cabeza del mártir oriental Jorge desde el complejo de Letrán en el siglo VIII. La dedicación al santo guerrero asesinado en Capodocia no es habitual en una iglesia de esta época, pero se explica por la presencia de una floreciente colonia griega en la zona, que incluía monjes orientales que habían huido de las persecuciones iconoclastas.
En el siglo XIII se realizaron importantes cambios en la iglesia: se abrió el rosetón de la fachada y se construyó el pórtico, adornado por el entablamento con la inscripción gótica que conmemora al donante, el prior Stefano Stella, y que es similar al de otras iglesias, por ejemplo, San Lorenzo extramuros y San Lorenzo en Lucina. El campanario románico, en cambio, es anterior y se remonta a la segunda mitad del siglo XII. A lo largo de los siglos se sucedieron numerosas restauraciones, también para reparar los daños causados por las inundaciones, que eran frecuentes en una zona situada por debajo del nivel del río. Sin embargo, el aspecto actual de la iglesia se debe a las radicales e invasivas obras llevadas a cabo en la década de 1920 por el arquitecto Antonio Muñoz, que restauró las formas románicas “ideales” de la iglesia, borrando todo indicio de épocas posteriores, por ejemplo las decoraciones y la elegante fachada barroca, y dejando los muros desnudos.
El interior tiene tres naves, divididas por una doble hilera de ocho columnas desnudas de mármol y granito con capiteles jónicos y corintios. Bajo el altar, elevado y coronado por un ciborio del siglo XII, se encuentra la “fenestella confessionis”, la ventana que permitía a los fieles ver la tumba o las reliquias de los mártires sin poder tocarlas, en este caso la cabeza, la espada y un limbo del estandarte de San Jorge. El fresco de la cuenca absidal se ha atribuido durante mucho tiempo a Giotto, pero es más probable que sea obra de Pietro Cavallini (uno de los pintores y mosaiquistas romanos más importantes del siglo XIII) o de su escuela. La composición de la escena es similar a la de los mosaicos absidales de la antigüedad tardía, con Cristo en el centro. Aquí, en los dos lados, se representa a la izquierda a María y a San Jorge, a pié junto al caballo y con el estandarte de los cruzados, y, a la derecha, a San Pedro y a San Sebastián, vestido con traje militar.
En julio de 1993, un atentado terrorista destruyó el pórtico y el frontón de la iglesia, dejando intacto el campanario románico. Tras una larga y cuidadosa restauración, la iglesia fue reabierta en 1996.
Lugares griegos en Roma
Basílica de Santa María en Cosmedin
El Arco de Jano
Piazza Bocca della Verità
Informaciones
For the timetable of the masses and visiting conditions, please consult the contacts.
Location
Para conocer todos los servicios de accesibilidad, visite la sección Roma accesible.