Nasoni, las fuentes de Roma

Con el calor asfixiante de la capital, nada es mejor que un sorbo de agua fresca.

Las peculiares fuentes de forma cilíndrica montadas en diversas plazas y calles de Roma, denominadas popularmente por los romanos con el nombre de "nasoni", le ofrecen la posibilidad de satisfacer la sed en forma gratuita.

Realizadas en 1874, a iniciativa del alcalde de la época, Luigi Pianciani, y del concejal Rinazzi, con el fin de ofrecer agua potable gratuitamente a los habitantes del centro y de las aldeas y facilitar el flujo de la red de distribución de agua, las fuentes de hierro fundido, de una altura de cerca de 120 cm, tenían un peso de aproximadamente 100 kg y tres caños en forma de dragón. La corriente de agua concluía su descenso en la coladera, atravesando una grilla situada a pie de calle.

Más adelante, el aspecto de las fuentes se modificó: los tres caños decorativos cambiaron para dar paso a un único caño liso del que procede el sobrenombre de "nasone". Hoy en día existen todavía diversos chorros con aspecto de dragón en la Piazza della Rotonda, en la Via di San Teodoro, detrás del Foro Romano, y en la Via delle Tre Cannelle.

Por la ciudad, es posible ver, aparte de las fuentes de hierro fundido, también otras de travertino, conocidas como "de la loba imperial", porque el agua fluye de la cabeza de una loba de latón. Es un tipo de fuente que se implantó durante los años 20 y 30; actualmente funcionan unas setenta, repartidas entre los Parques Romanos y la Villa Olímpica.

Todas las fuentes de agua disponen de un pequeño hueco situado en la parte de arriba. Si se tapa la toma principal con un dedo, el agua brota hacia arriba; es un truquito, y es más fácil e higiénico beber. Hoy existen más de 2500 "nasoni" en Roma y el agua que distribuyen es muy fresca gracias al flujo ininterrumpido, siendo la misma que Acea reparte en los hogares de los romanos durante más de 100 años.

En el centro histórico de la capital hay más de 200 "nasoni" y unas noventa entre fuentes y fuentes artísticas de las que brota siempre agua potable. Entre las más conocidas, destacamos la Barcaccia, obra de Pietro y Gian Lorenzo Bernini, en Piazza di Spagna y la pequeña fuente empotrada en la pared en via della Fontanella di Borghese.

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