Explosión de frescor y de sabor
"La grattachecca", tan refrescante como invitante y tan colorida, representa el postre más adecuado si se desea hacer una pequeña interrupción en los tórridos días del verano dedicados a descubrir las maravillas de la Ciudad Eterna, o durante un paseo por la tarde, acompañados por el inconfundible "Ponentino" romano.
Es realmente sorprendente cómo con muy pocos ingredientes se puede crear una verdadera exquisitez: siropes o zumos, fruta fresca y, por supuesto, hielo, el elemento principal del que procede el nombre de esta especialidad tradicional tan fresca. El nombre "grattachecca" se debe, precisamente, al método de obtención de la "ghiacciata": el hielo que se extrae de un bloque, conocido como "checca" en el dialecto romano, se extrae gracias a una herramienta específica.
Gusto por el frío en sus orígenes ancestrales
La grattachecca es un ritual Capitolino que se originó a principios del siglo XX, aunque la "bebida fría" tiene raíces mucho más antiguas: ya en la antigua Roma, los patricios amaban la comida refinada y eran fanáticos de las nivatae potiones, un pastel que se preparaba con nieve, miel y fruta fresca; también Plinio el Viejo en su obra "Naturalis historia" menciona ”una bebida preparada con hielo triturado y miel, junto a otra parte de hielo y jugos de frutas, obteniendo así una mezcla helada". Los preparados con hielo generan una pasión desenfrenada: desde los "hielos al agua endulzada y aromatizada" del pollero Ruggeri, del siglo XVI, quien sedujo los refinados y exigentes gustos de la corte francesa de Catalina de Médicis, pasando por el "agua de hielo" del siglo XVII del siciliano Procopio de' Coltelli.
“Los nevaroles” recolectaban en las montañas el hielo que se utilizaba, lo envolvían en balas de paja y lo cargaban en carros que tenían derecho de paso. Cuando llegaba a su destino, el producto se comprimía y se colocaba en las neviere, frescas cámaras, casi siempre subterráneas, con temperaturas mínimas.
En las calles de la capital, y hasta el siglo XIX, con la aparición del frigorífico actual, se solían encontrar los típicos "barrozze", unos carros con bueyes que, por la noche, transportaban enormes bloques de hielo procedentes sobre todo de los Montes Lucretili, en los límites de Tívoli y de la zona de los Castelli Romani.
Aromas inéditos y tradiciones artesanales
Sin embargo, para los romanos, la grattachecca es una especialidad sagrada, si bien los "profanos" suelen equipararla con el granizado; los dos productos son, eso sí, muy distintos tanto en su elaboración así como en su gusto.
Para hacer un granizado, hay que mezclar agua, líquidos y azúcar, luego hay que congelarlo y a continuación triturarlo: de ese modo, todos los cristales de hielo retienen todo su sabor.
En el caso de la grattachecca, los jarabes y los jugos se añadirán una vez tratado el hielo: el contrasentido de la dulzura y los cristalitos de nieve gélida que "crujen" entre los dientes potencian el sabor que se siente directamente en el boca.
Así, se han añadido a los sabores clásicos como la leche de almendras con trozos de coco, limón, fresa, melocotón, sandía y melón, rebosantes de fruta fresca, auténticas mezclas gourmet: regaliz, limón, kiwi y coco, mango y papaya, manzana verde, limón y canela, mora, arándano y fresa.
Hoy en día, la grattachecca continúa preparándose artesanalmente en los tradicionales quioscos de los rioni de Trastevere, Testaccio y Prati, en la vivaz zona de Ponte Milvio y en los barrios de Trieste y Trionfale. Este oficio del "grattacheccaro" se practica con auténtica pasión para mantener la tradición y el sentido de la tipicidad romana, y a su vez suele pasar de generación en generación en la familia.
Para preparar este sencillísimo manjar del verano en casa, le sugerimos nuestra receta, con algunas advertencias para asegurar que se conserve su sabor natural.
La receta: grattachecca con fruta de temporada
Ingredientes:
- Hielo
- Jarabe o zumo de frutas
- azúcar
- Fruta
Preparación
Se sugiere que, ante la preparación, el hielo se extraiga del congelador y se permita que descanse un poco para que su temperatura se eleve antes de trabajarlo. En el momento en que esté preparado, cortarlo en trozos gruesos con una manivela o batidora. A continuación, colóquelo en grandes copas, añadiéndole un sirope a su gusto, como por ejemplo de menta, de orzata, de cereza negra o de leche de almendras, o un zumo de fruta fresca previamente preparado a su gusto: de limón, de tamarindo, de coco, de cidra, de naranja. Es opcional añadir fruta fresca o seca de temporada.
Importante: la grattachecca debería comerse de forma rápida, ya que si se funde, se descompone y se pierde su característico efecto positivo.