La fuente que toma su nombre del cercano Colegio de los Neófitos o Catecúmenos fue diseñada por Giacomo Della Porta por voluntad del papa Sixto V, y construida entre 1588 y 1589 por el cantero Battista Rusconi, en el marco del proyecto de recalificación promovido por el mismo pontífice. Sin embargo, la disposición de la escalera, que también tiene la función de compensar la diferencia de altura de la plaza, se debe a la intervención de poco posterior de Girolamo de Rossi.
El modelo que inspiró al autor es la fuente de Santa María in Trastevere, aunque con menos motivos ornamentales, la fuente consta de un estanque de travertino de forma octogonal que descansa sobre una base con cuatro escalones; en las caras del estanque están tallados el escudo de armas de Sixto V y del Municipio, como evidencia del aporte de la administración de la ciudad. En el centro hay dos balaustradas que sostienen dos cuencos; desde el superior, decorado con máscaras y festones y dominado por los montes sixtinos, brota el agua que cae en el cuenco inferior y desde éste, a través de cuatro prótomos de león, la recibe el estanque octagonal.
El maestro Ottorino Respighi iba a menudo a esta fuente para inspirarse en su poema sinfónico “Las fuentes de Roma”.
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