Basílica de Santa Pudenziana al Viminale

La basílica de Santa Pudenziana al Viminale, cerca de Santa María la Mayor, es una de las iglesias más antiguas de Roma y fue construida, según la tradición, sobre la domus del senador Pudens, convertido al cristianismo por el apóstol Pedro junto con sus hijas mártires Pudenziana y Prassede durante la persecución de Antonino Pío.

La basílica, originalmente de tres naves, fue construida en el siglo IV d.C., bajo el pontificado de Siricio, sobre los restos de una planta termal que data de dos siglos antes. Reconstruida por el Papa Adriano I en el siglo VIII, sufrió varias restauraciones a lo largo del tiempo, bajo los pontificados de Gregorio VII e Inocencio III, a quien se encargó del campanario. Otras intervenciones se remontan al siglo XVI, a cargo de los arquitectos Francesco da Volterra, responsable de la transformación en una sola nave, y Carlo Maderno. La fachada presenta un elegante friso del siglo XI, con los medallones del Pastor y Pudens, Pudenziana y Prassede, y en el centro, el místico Cordero.

En su interior se puede admirar el espléndido mosaico del ábside del siglo IV, datado entre los siglos IV y V. En el centro está representado Cristo sobre un alto trono, como Imperator Orbis Terrarum, el Señor de toda la tierra, rodeado por los apóstoles - quedan diez, los demás probablemente desaparecieron con las renovaciones del siglo XVI - y por dos mujeres que le ofrecen una corona cada una, cuya identidad es objeto de discusión: según algunos serían las hermanas Pudenziana y Prassede, según otros, las personificaciones de la Ecclesia ex circumcisione (la Iglesia de los judíos) y de la Ecclesia ex gentibus (la Iglesia de los gentiles o paganos) que coronan respectivamente a sus representantes, los apóstoles Pedro y Pablo. Sólo la figura de Cristo tiene una aureola y sostiene en su mano un libro abierto, sobre el que destaca la inscripción: Dominus Conservator Ecclesiae Pudentinae, "El Señor conservador de la Iglesia Pudentina". Las figuras destacan ante una exedra porticada, detrás de la cual se vislumbra el perfil de una ciudad, que podría identificarse con Jerusalén. Esta interpretación se hace verosímil por la presencia, en el centro del mosaico, de una cruz cubierta de piedras preciosas que, según la tradición, fue erigida en el Calvario en el año 416 por el emperador Teodosio II, en memoria de una aparición milagrosa de la cruz.