Con toda probabilidad, la denominada "Pasta alla carbonara" es una de las especialidades más conocidas y apreciadas en la gastronomía tradicional romana, si bien su origen es incierta y vinculada a varias leyendas.
Existe una teoría que relaciona el origen de la carbonara con la modificación del antigua "cacio e ova", queso y huevos, hecha para los Carbonari que se aventuraron por los bosques de los Apeninos; mientras que otra remonta su existencia a al año 1944, en la segunda Guerra Mundial, momento en que los soldados americanos gustaron la pasta elaborada con los ingredientes que recordaban a sus desayunos "caseros", como los huevos y el bacón.
Así, la carbonara es hoy en día por excelencia un plato típico de la cultura gastronómica romana, estrictamente realizado con productos del territorio. Por último, para obtener una carbonara impecable, ¡no hay que utilizar nunca la nata!
La receta es la siguiente, siempre según la tradición romana:
Ingredientes:
Pasta de sémola de trigo duro
Mejilla de cerdo
Queso Pecorino
Huevos, que tienen mucha yema en lugar de clara
Sal
Pimienta molida reciente
Se corta el bacon en trocitos y se dora delicadamente en una gran sartén con un hilo de aceite. En un cuenco se rompen los huevos, se añade el queso y un poco de sal.
Cocer la pasta en mucha agua con sal. Escurrirla al punto y volcarla en la sartén con el ''guanciale''.
Luego, sin el fuego, se agregan los huevos ya batidos, se muele generosamente la pimienta y se revuelve velozmente hasta que los huevos se vuelvan más cremosos, y se cocinen con el calor de la pasta.
Se sirve de inmediato en platos calientes.